BIOLOGÍA SINTÉTICA
El término biología
sintética no es nuevo en el lenguaje científico: surgió en los años
80 para referirse a la tecnología requerida para la producción de las primeras
bacterias modificadas genéticamente que poseían uno o pocos genes ajenos a su
patrimonio genético original; sin embargo, hoy por hoy el término tiene una
connotación mucho más amplia, ya que se refiere a la ciencia y a las técnicas
utilizadas para diseñar y construir bloques de genes que confieran a los
organismos características y funciones nuevas, que no existen en la naturaleza.
Y con ello me refiero no sólo a la modificación de microbios para que tengan,
digamos, la capacidad de degradar compuestos sintéticos o producir biocombustibles,
sino también, en última instancia, a la creación de nuevos organismos vivos,
diseñados en el escritorio, y luego generados a partir de ingredientes químicos
obtenidos en el laboratorio.
Dicho lo anterior, parece muy probable que surjan juicios
encontrados: así, algunos opinarán que estamos frente al nuevo Frankenstein;
para otros será el fin del vitalismo,
posición filosófica que sostiene que la vida no se crea, se transmite, y, por
lo tanto, asegura que el principio
vital de algún modo es independiente de la estructura de la célula.
En general, los biólogos están de acuerdo en que todos los seres
vivos deben cumplir con tres requisitos para que pueda considerarse que
realmente están vivos: primero, ser capaces de automantenerse, es decir, tener
un metabolismo; segundo, poder reproducirse; y tercero, poseer la capacidad de
evolucionar. Esto es muy fácil de decir, pero establecer exactamente qué
compuestos, qué genes y qué proteínas se requieren para cumplir esos tres
requisitos, es algo muy diferente
El día 20 de mayo del año 2010, recibimos una noticia
extraordinaria, que seguramente cambiará el curso de la biología como ciencia y
tendrá, en un futuro no muy lejano, repercusiones enormes en nuestra vida
cotidiana. Ese día, Daniel Gibson, Craig Venter y otros 22 científicos del
Instituto J. Craig Venter de Estados Unidos publicaron, en la influyente
revista Science,
un artículo cuyo titulo lo resume todo: “Creación de una célula bacteriana
controlada por un genoma sintetizado químicamente”. Y lo resume todo porque, en
otras palabras, la lectura del artículo revela varias primicias
trascendentales: que, por primera ocasión, el material genético de un organismo
(genoma) se diseña por métodos bioinformáticos
(computacionales); que ese material genético se sintetiza químicamente y se
trasplanta a una célula huésped, para dar origen a un organismo nuevo cuyas
funciones dependen exclusivamente de las instrucciones que se le introdujeron.
Los científicos más entusiastas opinan que se trata de la primera vez que se
genera vida en el laboratorio; los más conservadores incluso están de acuerdo
en que éste es un paso inicial, pero firme, para crear una célula viva
completamente artificial.