En México, los consultorios adyacentes a farmacias (CAF) empezaron a funcionar hace dos décadas como parte del modelo de negocios del corporativo Grupo por un País
Mejor que incluye como parte de su estructura a los Laboratorios Best, la Fundación Best y las Farmacias Similares. A partir de la publicación en agosto de 2010 del acuerdo que regula la venta de antibióticos, otras cadenas de farmacias incursionaron en el modelo de CAF,
configurando un mercado con dos segmentos: los CAF de farmacias de cadena y autoservicio y los CAF de farmacias particulares, con amplias variaciones en la calidad en el
servicio.
En México existen más de 28,000 farmacias de las cuales 15,000 operan con el modelo de CAF (53.5% del total) Además, entre 2010 y 2014 los CAF han crecido cerca de 340% con una franca pendiente ascendente.
En el caso específico de las Farmacias Similares, cuentan con más de cuatro mil sucursales y franquicias en toda la República mexicana y representan casi 20% de las farmacias a nivel nacional. La productividad de los consultorios alcanza 6 millones de consultas mensuales, cifra solo superada por los 8 millones de consultas mensuales que da el Instituto Mexicano del Seguro Social.
La respuesta favorable del público y el hecho de que dos tercios de los usuarios de los CAF cuenten con algún tipo de seguridad social se pude explicar debido a que estos servicios son aparentemente poco costosos, convenientemente localizados y con acceso inmediato evitando los largos tiempos de espera, el trato irrespetuoso de algunos integrantes del personal de salud y la provisión incompleta de los medicamentos prescritos en el sector público.
Los médicos contratados por la Fundación Best para trabajar en los consultorios adyacentes a las Farmacias Similares tienen condiciones laborales que responden a una lógica y exigencia diferente a las que operan en otras instituciones.
Como parte de la flexibilización laboral inherente al trabajo en los CAF, la Fundación Best estableció una forma de contratación de personal que evade
las responsabilidades legales a través de un contrato de comodato. En este modelo el médico usa sin pago de renta el consultorio de la fundación pero absorbe los costos secundarios
de operación (materiales e insumos), recibe su remuneración económica del pago de la consulta que tiene un precio fijado por la empresa y la pinza se cierra cuando el paciente adquiere los medicamentos recetados en la farmacia adyacente.
El objetivo principal del modelo de negocio es el incremento de las ventas en las Farmacias
Similares por lo que el trabajo en estos consultorios es conocido también como “médico en punto de venta”.
Además de las irregularidades de orden laboral, es importante resaltar que la falta de cumplimiento del marco normativo aunado al conflicto de interés existente en el vínculo entre la consulta y la venta de medicamentos puede dar lugar a servicios de salud de mala calidad. En un
estudio reciente se observó que a los usuarios de los CAF se les prescriben al menos tres medicamentos más frecuentemente (67%) que quienes acuden a consultorios
privados independientes (56%) o a consulta en instituciones públicas (Seguridad social 54%; Secretaría de salud 45%). Finalmente, no obstante que el gasto en salud destinado
a la población sin seguridad social se incrementó 81% entre 2003 y 2010, el porcentaje de reducción del gasto de bolsillo solo fue de 3%, pasando de 52% a 49%
en el mismo período. En este sentido los CAF tienen un efecto opuesto a las políticas de calidad y de protección financiera en salud y por lo mismo representan una fuente de inequidad.
En conclusión, condiciones de empleo inestables incrementan el riesgo de servicios de mala calidad, por lo que el diseño de políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de los servicios debe incluir como condiciones necesarias la confluencia de empleo justo y trabajo digno para los trabajadores de la salud.
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