• Mindfulnes
en psicogeriatría.
Francisco de Asis
Pérez-Crespo
Resumen: En el XI
Curso de Actualizaciones en Psicogeriatría realizado en Barcelona los
días 11 y 12 de marzo de 2016 con el titulo Terapias no farmacológicas en
demencias, comprobamos las múltiples terapias de este tipo aplicables en las
personas mayores y que benefician a los afectados tanto de Enfermedad de
Alzheimer como de otras enfermedades neurodegenerativas.
Aplicando las
palabras de Décimo Junio Juvenal, poeta latino a finales del siglo I y
comienzos del siglo II autor de XVI Sátiras, “Mens sana in corpore sano”, sería
interesante y obligado, introducir este tema y aplicar estas técnicas en la
vida diaria de las personas mayores.
El
Mindfulness es una terapia psicológica de tercera generación. Dentro del
Mindfulness hay cuatro terapias con suficiente evidencia científica que
muestran los beneficios de estas técnicas en persona mayores:
- MBCR (Reducción del estrés basada en
mindfulness).
- MBRT (Terapia cognitiva basada en mindfulness)
- MBRT (
Prevención de recaídas basada en mindfulness)
- MST (mindfulness basado en la compasión)
Jhon Kabat-Zinn, en el año 1974 inicia
sus trabajos en el Hospital de la Universidad de Massachusetts y pública su
libro “Vivir con plenitud la crisis”.
Define el Mindfulness como la consciencia que desarrollamos
al prestar atención de una forma determinada, en el momento presente,
intencionadamente, sin juzgar y sin reaccionar.
Se han llevado a cabo múltiples estudios
basados en técnicas de RMf.
En uno de
ellos realizado en el Hospital General de Massachusetts, y las Universidades de
Harvard, Toronto, Wisconsin, y UCLA, después de la realización de MBCR con una
duración de 8 semanas se describió un engrosamiento de varias regiones del
cerebro asociadas al aprendizaje y la memoria, la regulación de la emoción y de
las amígdalas actuando en la mejora de la ansiedad y la depresión. También una
mejora de la neuroplasticidad cerebral.
La técnica de mindfulness produce también
efectos sobre el sistema inmunológico: reduce la sensación de soledad y una
disminución de la expresión genética de genes relacionados con la inflamación
(medido por el número de células inmunitarias presentes en la sangre).
También se
reduce un indicador antiinflamatorio como es la proteína C reactiva.
Estos descubrimientos son importantes debido a
que cada vez hay más pruebas sobre el papel que desempeña la inflamación en el cáncer, enfermedades
cardiovasculares y la enfermedad de Alzheimer, y la aplicación que en estos
casos pudiera tener esta técnica.
Fuente: Psicogeriatría Febrero 2017 Vol 7,Número 1